miércoles, 1 de enero de 2014

ESTÁ MÁS CLARO… LA DEMOCRACIA ES UN MEDIO, NO UN FIN EN SÍ MISMO…


Por años se nos ha hecho pensar que participar de las elecciones dentro de una democracia para elegir nuestras autoridades es la mayor expresión de la PARTICIPACIÓN ACTIVA DE LA CIUDADANÍA, cuando en realidad a través del acto del “voto”, hacemos una delegación a una persona o personas para que a nuestro nombre y representación ejerzan las funciones y responsabilidades que como empleados del Estado, porque son remunerados de nuestros recursos públicos, y ejecuten las acciones que vayan en el interés de todos y todas.


Pero ¿realmente esta delegación ha traído bienestar y desarrollo?. Pues bien, hay varias visiones válidas en la actualidad que darían respuesta a esta pregunta, pero es menester precisar que en realidad una vez electa la Autoridad, casi ha sido normal que su accionar responde a quienes realmente le financiaron la campaña con donaciones en dinero o en especie, y claro en esa lógica quien pone PLATA pues es prácticamente el beneficiario directo de la asignación de obras o del favoritismo en la prestación de servicios públicos por parte de quien ejerce la función pública, o reclama puestos de trabajo en lo público para satisfacer un interés específico, más que colectivo, y NI SIQUIERA IDEOLÓGICO, es decir no responden a ningún movimiento o partido político. Desde esta lógica, el marco legal y Constitucional se vuelve sólo papel escrito, ya que incluso las autoridades de control, muchas de ellas ligadas a las autoridades de turno que influenciaron en su designación (OJO NO ELECCIÓN ASÍ SEA POR CONCURSO), poco o casi nada hacen por combatir esta forma de corrupción, cuyos resultados de su mala gestión (al anteponer su interés particular al general), simplemente provoca desconfianza y hasta conformismo de quienes a la hora de votar, nuevamente miran con desprecio a la POLÍTICA, que no es sino las formas o manera de gobernar, que en democracia “libremente” escogemos.

Esta retórica se repite una y otra vez a lo largo de la historia de la humanidad desde el nacimiento de la democracia con el establecimiento de movimientos y partidos políticos. Pero hay que precisar que una sola persona electa o varias en cuerpos colegiados no han provocado por sí mismos soluciones a los problemas de las sociedades “democráticas”. Ni tampoco es que con más burócratas (designados), que defienden los intereses de pocos, buscan trabajar por el interés general.


Es así que nacen nuevas formas de democracia, que han sido aprobadas en el caso de Ecuador, por la mayoría de ecuatorianos con el SÍ que obtuvo el 63.93% frente al 28.10% de la opción No, esta última que fue apoyada por los partidos políticos tradicionales de tendencia de derecha. Y que vale reflexionar, pues el concepto de “democracia” está ligado fuertemente al origen en sí mismo de la palabra, que es conocido como “el poder del pueblo”, y en torno al cual debería tenerse presente por parte de quienes ejercen la democracia “tradicional”, la democracia representativa, más todavía entendiendo que la opción personalista de la administración (para sus propios intereses y el grupo de amigos), democráticamente en Consulta Popular fue vetada por la mayoría de los ecuatorianos y ecuatorianas.

Ahora bien de la aprobación de la Constitución que se dio en el año 1998, a la fecha, seguimos viendo los mismos vicios de la democracia representativa antes descritos, pues a la fecha por ejemplo, no se ha cumplido con el derecho a participar en lo público establecido en el artículo 95 de la normativa Constitucional, en general. Esta precisión se la hace, en vista de que lo primero en lo que se preocupan las autoridades electas ha sido de promover sus propios intereses, al hacer caso omiso a estas disposiciones. Está claro, no quieren darle orden a la administración pública, puesto que existen autoridades designadas que siguen haciendo las cosas como “antes”, tanto es así que han logrado posicionar sus intereses burocráticos para detener los cambios y direccionar la inversión pública a lo tradicional, “infraestructura”, como la panacea del desarrollo desde lo local, y tan es así que el tema de necesidades básicas insatisfechas actualmente sigue siendo el debate para la inversión pública, y esto ocurre siempre al inicio o al final del período de la democracia representativa, y que conste que desde el año 2006 con la entrada del actual mandatario Economista Rafael Correa ya se hacía hincapié de estos problemas, de los que todavía siguen vigentes. Es cierto, es un proceso que todavía debe seguirse consolidando, pero no puede ser que organismos rectores del Estado Central de la política económica y de planificación sigan pensando que hay que seguir como antes desde un “ESCRITORIO”. Que ha habido avances indudable, pero faltan profundizarlos aún más, el propio Presidente de la República en el Plan Nacional del Buen vivir ha dispuesto que uno de los principales objetivo, el PRIMERO, sea cabalmente el de  Consolidar el Estado democrático y la construcción del poder popular”, pero es obvio, no se lo podrá cumplir si no lo medimos en sus metas, con la Ley en la mano, y por Niveles de Gobierno (Parroquial, Cantonal, Provincial y Regional) a través de los Planes de Desarrollo y Ordenamiento Territorial, de los cuales todavía no existe información que permita constatar su elaboración y aprobación respectiva por los organismos legislativos de los Gobiernos Autónomos Descentralizados, pero con un requisito fundamental, que hayan participado a nivel de unidades básicas de participación ciudadana (barrios, comunas, recintos, parroquias urbanas) la ciudadanía en general, a través de sendas Asambleas en cada una de ellas que existan en los territorios respectivos. Aquí está la raíz del problema y el principio de su solución, “la organización de base” que reúne a las familias, como núcleo de la sociedad, son elementales en los procesos no sólo de planificación sino de la toma de decisiones en función de sus necesidades, porque no es lo mismo por ejemplo vivir en la sierra, en la costa, en el oriente o en la parte insular en cuanto a vivienda, salud, educación, alimentación, producción, incluso en sus tradiciones y expresiones culturales en general, y que son necesarias se reconozcan, se recojan, sistematicen y se retroalimenten en procesos permanentes, donde el compromiso de la Autoridad en el marco de la Ley es el ejecutar lo que se acuerde con la comunidad en función de sus necesidades, y dejemos de una vez por todas el paternalismo, sino exijamos nuestro derecho a formar parte de lo público como un todo. Porque se sigue pensando, como se afirmó hace rato que sólo en épocas de elecciones hay que hablar de democracia representativa, al hacer procesos clientelares en el marco de las elecciones ofreciendo pequeños regalos por el voto popular, y volver a seguir repitiendo el mismo cantar.


No hay que olvidar, las sociedades occidentales, en términos de quienes poseen recursos económicos, han buscado siempre en la democracia representativa, su respaldo para mantener el statu quo; y que poco o casi nada hacen para que los de abajo puedan abrir los ojos a la realidad, y en ello ponen su grano de arena los medios de comunicación inclusive locales, donde los dueños de los medios anteponen sus propios intereses para mantener sus beneficios dentro de la sociedad y no hayan cambios. Es tiempo de pensar que lo cambios no se vienen así como así, son procesos, que claro se los acepta, pero no podemos tampoco quedarnos de brazos cruzados, luego de haber ya dado las primeras batallas, pero la guerra contra la desigualdad continúa…


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