Estamos frente a la incógnita de quién será el
nuevo Presidente del Ecuador, y vale tener presente algunas consideraciones al
momento de votar de forma SECRETA y consignar nuestra voluntad en las urnas, y
darle vida por cuatro años más a la DEMOCRACIA REPRESENTATIVA.
Es preciso por ello recordar que los últimos
años de elecciones se han caracterizado por una carencia de ideas y propuestas
de las diferentes tendencias políticas de manera independiente. Los cambios en
el Ecuador en el 2008 se dieron gracias al aporte y la unidad de sectores
políticos sobre todo de izquierda y grupos organizados de hecho y de derecho,
que proclamaban fuertemente la reestructuración del Estado, y que se consiguió
en un proceso participativo nacional donde estas mismas organizaciones empujaron
fuertemente por un lado el debate en todo el País de los temas y propuestas
Constitucionales, y por otra su amplia difusión una vez integrada la
Constitución, para su aprobación que a propósito logró el apoyo masivo de la
población que en el 2008 acudió a las urnas a aprobarla, de pronto hasta por
novedad y teniendo presente que las nuevas disposiciones Constitucionales
ayudarían a promover y exigir la igualdad social, y claro esto sobre el ser
humano como eje elemental de las inversiones que se vendrían en los siguientes
años.
Y desde entonces comenzamos a mirar como
quienes estuvieron dentro del proceso del antes, durante y después de la
aprobación de la Constitución, sólo se limitaron a establecer ahora sí sus
diferencias ideológicas dentro de una misma tendencia, y en donde en rangos
intermedios, de lo que es público y notorio, continúan como en sus mejores
tiempos, o en su papayal, los mismos de antes del 2008, al impedir que los
cambios se profundicen radicalmente desde la perspectiva Constitucional. Y
entonces aparecen fenómenos como por ejemplo que la Constitución es garantista
de derechos, pero ahora ya “no creo en esto porque es hipergarantista”, o que
los derechos de la naturaleza están allí “pero”, que la planificación es desde
lo nacional vista como exclusiva sin articularse a la planificación local que
es obligatoria hoy por hoy en Ecuador, para empezar a hablar de igualdad
territorial, o que la mentira institucionalizada, desde el punto de vista, de
que falsear a la verdad es “normal”, sin llegar a depuraciones de fondo; y
claro el criterio general es que tenemos y hay nueva infraestructura en
diferentes ámbitos digna de felicitar, pero que no observa la PLANIFICACIÓN
LOCAL con el pretexto de que desde arriba es mejor así, y no olvidemos ese
proceso de decidir desde arriba era del pasado, y sigue ocurriendo. O lo otro
en términos de la obligatoriedad de la participación de los comunes y
corrientes, que sólo cuando es COTACIÓN, las autoridades dicen es VERDADERA participación
ciudadana, al puro estilo del antes del 2008 y es proclamado por los
intermedios que como se ha subrayado siguen allí y que responden a lógicas de
PODER ECONÓMICO Y POLÍTICO dominantes, pero de la tendencia sino de los “patrones”
que atrás de ellos siguen manipulando el Poder para su beneficio.
Las lógicas de la administración pública no cruzan
sólo por el hecho de introducir infraestructura y tecnología, e inclusive
modernizar procesos administrativos, si se quiere decirlo así, como por ejemplo
lo que pasa en la famosa reforma de la Justicia, donde los seres humanos que al
fin y al cabo están atrás tienen gravísimos vacíos de principios sobre ética y
moral, que a la larga es el fundamento para una administración de justicia con
imparcialidad, oportuna y para todos y todas; y claro al vincular el aspecto
económico como un todo olvidándonos de lo humano, los mismos intermedios que
hemos anotado y siguen en las funciones del Estado, contrariando principios
Constitucionales y claramente irrespetando la voluntad del SOBERANO (PUEBLO), y
OJO sin que nadie les haya dado el VOTO POPULAR ara ejercer la democracia representativa,
sino que por DLEGACIÓN asumen un rol decidor a nombre de todos y todas, y claro
esta actuación desdice de la transformación que se busca de profundice en el
Estado Institucional.
Requerimos entonces no sólo de la modernidad,
sino de que quienes ejercen la autoridad pública miren por todos y todas,
buscando la JUSTICIA SOCIAL, pero desde la otra visión que es mandatoria en la
Constitución, el ser humano, no sólo en educación y salud, tradicionalmente
hablando como instituciones, sino en la formación permanente del ser humano y
dejar de lado los conceptos anticuados de que sólo la EDUCACIÓN FORMAL nos
sacará de la pobreza, que está bien a largo plazo, pero existimos personas en
el presente cuyas necesidades deben ser visibilizadas y atendidas por el Estado
desde los territorios con sus fortalezas y debilidades, e igualmente a aquéllas
autoridades locales que se deben encargar de que estas políticas aterricen,
vayan y entiendan que todo es en función de quienes vivimos en las localidades.
En los funcionarios y funcionarias intermedios
tradicionales, jamás va a quepar la idea del cambio del Estado, porque su
naturaleza de trabajo es en función de su interés personal de que gana un
SALARIO y punto, y porque en su momento fueron puestos por las influencias, los
amigos que no faltan, los compadres en el puestico, y los resultados de su
gestión son lo último que se observa en la práctica. Y para ello los futuros
servidores y servidoras deben actuar por todos y todas, en procesos de formación
permanente hacia la población y no se sigan quedando hasta ahora simplemente
tras de un escritorio, o lo otro que roten y desarrollen sus aptitudes
intelectuales y físicas.
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